domingo, 24 de noviembre de 2013

Hipersensibilidad electromagnética: ¿realidad o ficción?


Estimado lector: me complace publicar hoy la traducción de un artículo sobre EHS en el que se lucha teóricamente por hacer comprensibles la enorme variedad de datos, signos y síntomas científicamente disponibles y estudiados sobre Electrohipersensibilidad (datos que en ocasiones resultan aparentemente contradictorios y que en otras ocasiones son redactados y seleccionados para parecerlo), con el fin de despertar conciencias médicas, políticas y ciudadanas, individuales y colectivas sobre el padecimiento de este nuevo mal inducido, con tan diversas apariencias el cual, debido al continuo desarrollo y crecimiento de los niveles de radiación electromagnética legalmente aprobados, contra toda evidencia científica, a lo largo y ancho del mundo, posee desafortunadamente un gran potencial de crecimiento entre la población.
La investigación científica no siempre llega a las manos del profesional de atención primaria. Este blog pretende colaborar en la medida de lo posible facilitando traducciones en castellano de artículso internacionales recientes y significativos para la identificación de síndrome de EHS, que resulten útiles al médico y al paciente, (entre los cuales me incluyo).
Es muy de agradecer, dentro de los imperativos lingüísticos que exige la redacción científica, el tono utilizado por los autores, quienes han incluido repetidas alusiones a los flagrantes conflictos de interés que cierta ciencia, ciertos gobiernos, ciertos grupos económicos defienden, que tan gravemente perjudican los intereses y la salud general de los ciudadanos, llamando a los imperativos éticos que presiden el ejercicio de la profesión médica donde quiera que se de.

Desde aquí mi sincero agradecimiento. 

En el texto aparece la referencia exacta de la publicación a la que éste pertenece. 
También puede ser encontrado, por ejemplo, aquí.


Hipersensibilidad electromagnética: ¿realidad o ficción?
Stephen J. Genius*, Christopher T. Lipp**
Genuis SJ, Lipp CT, Electromagnetic hypersensitivity: Fact or fiction? Sci Total Environ (2011), doi:10.1016/
j.scitotenv.2011.11.008
There are no conflicts of interest. No funding has been received for any part of this work. No existen conflictos de interés. NO se ha recibido ninguna financiación para ninguna parte de este trabajo.
Corresponding author at: 2935-66 Street, Edmonton Alberta, Canada T6K 4C1. Tel.: +780 450 3504; fax: +780 490 1803.
E-mail address: sgenuis@ualberta.ca (S.J. Genuis).

*Universidad de Alberta, Canada
**Facultad de Medicina, Universidad de Calgary, Canada

RESUMEN: Mientras la prevalencia de la telecomunicaciones inalámbricas avanzan por todo el mundo, los profesionales de la salud se enfrentan al desafío de los pacientes que informan de síntomas que dicen padecer relacionados con la exposición de radiación de frecuencias electromagnéticas (EMR). Algunos científicos y personal médico reconocen el fenómeno de la electrosensibilidad a EMR resultante de la exposición común a cosas tales como sistemas inalámbricos, aparatos eléctricos en casa y en el entorno laboral; otros sugieren que la hipersensibilidad electromagnética (EHS) es psicosomática o ficticia. Varias organizaciones, incluyendo la Organización Mundial de la Salud así como también algunos estados están explorando cuidadosamente este fenómeno de cara a explicar mejor la creciente prevalencia de síntomas debilitantes no específicos y multisistémicos asociados con la exposición a frecuencias electromagnéticas no ionizantes. Además de un conjunto de quejas fisiológicas, los pacientes diagnosticados con electrohipersensibilidad también padecen profundos cambios sociales y personales, imposibilitando su capacidad de funcionar normalmente en sociedad. Este artículo ofrece una revisión de la escasa literatura sobre esta perpleja condición y discute la controversia que rodea a la legitimidad del diagnóstico de la electrohipersensibilidad. Asimismo, ofrecemos recomendaciones para ayudar a los profesionales de la salud en el cuidado de las personas que adolecen de electrohipersensibilidad.
PALABRAS CLAVE: teléfonos móviles, electrosensibilidad, EHS, radiación electromagnética, hipersensibilidad electromagnética, enfermedad relativa a la sensibilidad, inalámbrico.

“No todo a lo que nos enfrentamos puede ser cambiado.
Pero nada puede ser cambiado hasta que no nos enfrentamos a ello.”
James Baldwin

1.Introducción
En los primeros años del siglo XXI, se producen cada vez más informes de individuos y grupos de personas que a lo largo y ancho del mundo  se quejan de diversos síntomas clínicos en respuesta a mínima exposición a niveles cotidianos de radiación electromagnética (EMR). Algunos individuos experimentan dificultades relacionadas con sistemas inalámbricos, cuando utilizan teléfonos móviles o inalámbricos, cuando están expuestas a algunos tipos de luz artificial o en respuesta a otras diversas exposiciones a radiaciones electromagnéticas comunes. Una vez que se han visto expuestos, estos individuos vulnerables a menudo desarrollan una variedad de síntomas que implican a varios sistemas de órganos. Aunque originalmente se pensó que podía ser algo de origen psicogenético, tales síntomas están siendo referidos por un número cada vez mayor de individuos anteriormente sanos (Hallberg and Oberfeld, 2006) –fenómeno que ha generado una valoración más aproximada de los orígenes de las quejas de hipersensibilidad electromagnética.
En este artículo, presentamos una revisión de la literatura reciente en relación a la perpleja condición de la electrohipersensibilidad junto con un la historia de un caso en la que se detalla el desarrollo de la EHS y la subsecuente recuperación en una persona que en lo demás es perfectamente sana. Presentamos consideración de aspectos físicos, psicológicos y sociales de este desorden. Al tiempo que ofrecemos una exploración de la polarización del debate que rodea la cuestión de la EHS, aportamos también recomendaciones para mostrar cómo el personal médico podría capacitar a los pacientes con EHS para recuperar su salud y mejorar su bienestar.
2. Trasfondo
El surgimiento de las telecomunicaciones inalámbricas en todo el mundo está provocando que mucha gente se cuestione si las distintas frecuencias electromagnéticas pueden tener efectos adversos sobre la salud humana. Es algo ampliamente aceptado que la radicación ionizante de alta frecuencia de los rayos-X o de emisiones provinientes de materiales radioactivos, son peligrosas, y que si pertenecen a niveles elevados de energía son capaces de hacer daño a los humanos; (Ramirez et al., 2005; Brenner et al., 2003); sin embargo, el impacto de la radiación no-ionizante en detrimento de los humanos, no ha sido todavía ampliamente aceptado.
Una variedad de fuentes emiten EMR antropogénicas, incluyendo líneas eléctricas de alto voltaje, teléfonos móviles, internet inalámbrico, secadores, escáneres médicos CT, y núcleos radioactivos (Fig 1). Mientras que la longitud de onda y las frecuencias emitidas por estas fuentes varían, todas ellas tienen la capacidad de emitir energía en forma de radiación electromagnética. La cuestión para muchos científicos y grupos defensores de los pacientes, sin embargo, es doble: 1) ¿Poseen algunas frecuencias de radiación no-ionizante capacidad para causar efectos fisiológicos adversos?; y, 2) ¿Se convierten algunos individuos en hipersensibles a esos niveles de radiación electromagnética que, de otro modo, no son perceptibles?
Estas preguntas provocaron que la Organización Mundial de la Salud formara una coalición internacional en 1966 para investigar el impacto de las EMR sobre la salud humana (World Health Organization, 2011a). La coalición continua en el presente y dirige estudios de investigación que se desarrollan en todo el mundo. Al tiempo que se da un contínuo debate sobre el potencial de los efectos adversos para la salud de la EMR no ionizante, parece darse una intrigante división. Hasta la fecha, la mayor parte de la investigación desarrollada por investigadores independientes, no afiliados a gobiernos o a industrias, sugiere que existen efectos potenciales serios provinientes de muchos tipos de exposiciones a EMR no ionizante; (Sage, 2007); la investigación financiada por la industria y por algunos gobiernos parecen dar cabida a la duda sobre ese daño potencial (Genuis, 2008). Las nuevas investigaciones, sin embargo, continúan descubriendo una variedad de secuelas potenciales como resultado a la exposición a EMR antropogénicas. (Genuis, 2008; Dodeet al, 2011;. Dode, 2011;. Li et al, 2011;. Marino et al, 1977; Kabuto et al., 2006) incluyendo el hallazgo –recientemente recogido por la revista Journal of the American Medical Association (JAMA)- de alteraciones en el metabolismo de la glucosa cerebral en respuesta a radiofrecuencias de teléfonos móviles (Volkow et al., 2011).
La legitimidad sobre la cuestión de la EHS permanece igualmente en pugna entre las posiciones que defienden ambos bandos. Como la exposición glogal a EMR antropogénicas, que cuentan con informes de hipersensibilidad como consecuencia, es un fenómeno sin precedentes en la historia humana, es interesante trazar los hitos principales de la historia no-contada de la EHS.
2.1. Hitos históricos relacionados con la hipersensibilidad electromagnética
En los años 50’s varios centros en Europa del este comenzaron a describir y tratar a cientos de trabajadores que presentaban conjunto de quejas multisistémicas. Estos individuos generalmente eran empleados en: 1) manufactura, inspección, operación  o reparación de equipamiento relacionado con la transmisión por microondas, y/o 2) el manejo de equipamiento de radiofrecuencias. La constelación de las distintas quejas relacionadas con la salud  de esas personas recibió el nombre de “Enfermedad de Micro Ondas” y los individuos afectados a menudo presentaban síntomas como dolores de cabeza, debilidad, alteraciones del sueño, inestabilidad emocional, aturdimiento, incapacidades de la memoria, fatiga y arritmias (Sadchikova, 1960).
Esta cuestión emergente de salud pública persistió durante los años 60 y 70 y los primeros informes de varias partes del mundo comenzaron a detallar


hallazgos de investigación sobre los efectos para la salud de la exposición a microondas y radiación de radiofrecuencias (Klimková-Deutschová, 1973; Glaser, 1971; Zaret, 1973; Frey and Seifert, 1968; Frey, 1970). La opinión pública comineza a prestarse mayor atención al asunto gracias a libros como “The Zapping of America”, en 1977 (Brodeur, 2000) y “Terminal Shock” en 1985 (DeMatteo, 1985) alimentando la preocupación creciente sobre los efectos adversos de la exposición a EMR. A pesar de que la discusión científica sobre esta cuestión de salud era escasa en la literatura médica, un neurocientífico sueco, el Dr. Olle Johansson comenzó a documentar una constelación de síntomas, incluyendo quejas de CNS, síntomas cardiacos, y cambios en la piel de los individuos expuestos a varias fuentes de radiación no-ionizante. Como respuesta, se formó una asociación sueca de electrosensibles (‘FEB Föreningen för el-och bildskärmsskadade’) y se estableció un mandato para apoyar a aquellos quienes llamaron a su condición “hipersensibilidad eléctrica”.  Para generar mayor reconocimiento y apoyo, en 1994 el grupo difundió una nota de prensa exhortando a individuos de todo el mundo a aunar esfuerzos para hacer frente a este desafío de salud (Asociación Sueca para la Electrosensibilidad, 1994) -enfermedad a la que desde entonces se hace referencia como hipersensibilidad eléctrica, hipersensibilidad electromagnética, sensibilidad eléctrica o simplemente electro-sensibilidad.
La investigación clínica para comprobar la naturaleza fisiológica de esta condición comenzó en los años 90s. Rea et al. en 1991 informaron de que ciertos individuos hipersensibles ofrecían respuestas anormales a ciertas frecuencias EMR (en comparación a pruebas en blanco/ blank challenges) Diversos síntomas clínicos y una evaluación de doble ciego en el estudio de diversos parámetros fisiológicos confirmaron cambios pulmonares y cardíacos en algunos pacientes EHS (Rea et al., 1991). El trabajo en curso de Johansson y sus colegas ofrece evidencia confirmada de cambios dérmicos fisiológicos en respuesta a exposiciones de EMR en personas sensibles (Johansson et al, 2001;. Johansson y Liu, 1995) Con esta última observación, se introdujo una hipótesis en el mecanismo fisiopatológico de la EHS basada en la desgranulación teórica de células mastocitos en diversos tejidos -con la liberación de un espectro de mediadores tales como histamina - en respuesta a la exposición a EMR (Gangi y Johansson, 2000).
En los primeros años 2000, estimaciones de la ocurrencia de EHS comenzaron a dar fondo a estudios que estimaban la prevalencia de esta condición en alrededor del 1’5% de la población de Sucia (Hiller et al. 2002), del 3’2% en California, (Levallois et al., 2002) y del 8% en Alemania (infas Institut für angewandte Sozialwissenschaft GmbH, 2003). Con la creciente prevalencia de EHS y el aumento de interés por la investigación de esta condición de la salud, la Organización Mundial de la Salud convino en formar un grupo de trabajo y un encuentro internacional en Praga, 2004, para discutir este aparente desorden (físico). A pesar de no reconocer una causa fisiológica para la EHS, el grupo la definió cómo: “fenómeno en el que los individuos experimentan efectos adversos sobre su salud mientras utilizan o están cerca de aparatos de los que emanan campos eléctricos, magnéticos o electromagnéticos (EMF’s)… Cualquiera que sea su causa, la EHS es un problema real y en ocasiones debilitante para las personas afectadas.” (Mild et al., 2004). El debate en curso sobre la veracidad de la aflicción de EHS ha surgido, sin embargo, debido a que varios investigadores no han encontrado evidencias suficientes que apoyen las afirmaciones sobre la naturaleza fisiológica de este desorden. En este artículo, nos esforzamos en revisar la literatura sobre EHS para entonces explorar las aparentes contradicciones sobre la evidencia en relación a la etiología y la legitimidad del diagnósticos de EHS.
2.2. Visión general de la hipersensibilidad electromagnética
En revisión, se conoce como EHS (electrohipersensibilidad) el fenómeno según el cual individuos vulnerables experimentan síntomas de salud al estar próximos a aparatos emisores de frecuencias ERM. Mientras que la mayoría de la población no percibe ningún cambio en su salud en respuesta a la exposición EMR, un creciente número de individuos refieren padecer una variedad de síntomas desagradables (Tabla 1) que atribuyen a la exposición a ERM. La EMR parece actuar como provocador de alteraciones fisiológicas del cuerpo. El rango de frecuencias asociadas con EHS está habitualmente dentro del espectro electromagnético no-ionizante. (Fig 1)
Tabla 1
Signos y síntomas comúnmente referidos, asociados con electrohipersensibilidad. (EHS).

Algunos signos y síntomas comunes de hipersensibilidad electromagnética
(Havas, 2006; Johansson, 2006)

Dolor de cabeza
Dificultades del procesado de pensamiento
Incapacidad de memoria,
Palpitaciones,
Desórdenes del sueño,
Malestar general,
Visión borrosa,
Debilidad, aturdimiento,
Malestar de pecho,
Dolor muscular y articular,
Tinitus,
Fatiga,
Náuseas,
Sudor nocturno,
Piernas cansadas,
Parestesias


Cómo entidad bioeléctrica, en el siglo XXI el organismo humano está cada vez más expuesto a tres tipos generales de frecuencias electromagnéticas no-ionizantes de origen antropogénico:
a) EMR de extremadamente baja frecuencia de líneas eléctricas, electrodomésticos y equipos electrónicos.
b)  Polución eléctrica: el funcionamiento de ciertos equipos electrónicos (tales como las tv plasma, algunos electrodomésticos de energía eficiente, motores de velocidad variable, etc.) tienen la habilidad de funcionar con señales de frecuencia generalmente en el rango de 3-150kHz (muy baja, dentro de la porción de baja frecuencia del espectro electromagnético), la cual fluye e irradia desde el cable a las casas afectadas y a otros edificios. Esto ha sido denominado como polución eléctrica o electricidad sucia. (Havas, 2006)
c)    Microondas y emisiones de radiofrecuencia de aparatos de telecomunicación inalámbricos tales como teléfonos inalámbricos, torres de telefonía, antenas, así como torres de transmisión (Sage, 2007).

Algunos individuos experimentan síntomas de EHS cuando son expuestos a EMR en rangos de frecuencia extremadamente bajos; otros parecen ser más sensibles a frecuencias emitidas en el rango de radiofrecuencia o de microondas. Además, algunas personas se quejar de síntomas distintos en respuesta a diferentes frecuencias –tales como cambios de humor, si son expuestos a un rango de frecuencia y malestar muscular y óseo, con un rango de frecuencia diferente. Algunos parece tener respuestas sensibles en todo el rango de frecuencias no-ionizantes, y un subgrupo manifiesta sensibilidad con síntomas CNS y perturbaciones visuales en respuesta a frecuencias naturales al componente de luz  visible del espectro (Coyle 1995). También hay investigaciones que exploran el vínculo entre algunos desórdenes auditivos, tinitus, y la sensibilidad a ciertas frecuencias de EMF (Landgrebe et al., 2009).
Como resultado, síntomas desagradables pueden ocurrir cuando un individuo vulnerable es expuesto a EMR producidas por objetos comunes tales como, teléfonos móviles, electrodomésticos y señales de telecomunicación (Havas, 2006). Fuentes adicionales de EMR algunas veces no tenidas en cuenta son los motores, tales como hornos, varios tipos de equipo de vigilancia electrónica (detectores de metales en los aeropuertos), así como maquinaria industrial como diatermia médica (herramientas de cauterización) (Floderus et al., 2002).
Hasta hace bien poco, el diagnóstico de EHS no había recibido mucho apoyo de la comunidad médica, debido a la falta de evidencia objetiva que apoyase el diagnóstico. En un esfuerzo por determinar la legitimidad de la EHS como desorden neurológico, sin embargo, un grupo de científicos y físicos desarrolló recientemente, un estudio de investigación de doble ciego sobre el resultado de una provocación de EMR, el cual fue seguidamente publicado en la Revista Internacional de Neurociencia (McCarty et al., 2011). Los investigadores fueron capaces de demostrar objetivamente reacciones somáticas de un paciente EHS en respuesta a la provocación de EMR usando niveles típicamente encontrables en el entorno contemporáneo. Ellos concluyeron que “la hipersensibilidad a EMF puede ocurrir como un bona fide síndrome neurológico ambientalmente inducible” (McCarty et al., 2011).
Además, un estudio reciente por Havas et al., (2010) demostró respuestas fisiológicas a exposición a EMR a dosis bajas en algunos individuos. Se apreciaron cambios inmediatos y dramáticos tanto en la frecuencia cardíaca y la variabilidad del ritmo cardíaco en los participantes afectados con la exposición a microondas en niveles de sólo el 0,5% de los límites de las normas canadienses y estadounidenses existentes (Havas et al., 2010). Este estudio sugiere que algunos individuos pueden experimentar síntomas cardiacos y desregulaciones del sistema nervioso autónomo como respuesta patofisiológica a los estresores electromagnéticos.

2.3. Patogénesis de la hipersensibilidad electromagnética
Como sucede con otras dolencias multisistémicas tales como la sensibilidad química múltiple, la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica, la patogénesis exacta de la EHS no ha sido completamente entendida. Evidencias emergentes sugieren, sin embargo, que el aberrante proceso biológico para desarrollar EHS ocurre a través de un intrigante mecanismo patofisiológico (fig 2) referido como dolencia relativa a la sensibilidad (SRI) (Genuis, 2010a; De Luca et al., 2010). Además, evidencias recientes han demostrado un potencial para la producción de la disrupción de la catecolamina en respuesta a EMR que puede afectar al organismo humano de muchas maneras.

a) Dolencia relativa a la sensibilidad/sensitivity related illness (SRI)
SRI describe una respuesta patofisiológica a la bioacumulación de materiales extraños originando desde varios fuentes potenciales tales como químicos tóxicos, implantes quirúrgicos, infecciones, materiales dentales, y compuestos radioactivos. Los mecanismos por los cuales el cuerpo se convierte en hiper-reactivo a hipersensibilizado a la energía electromagnética puede comenzar con un agente tóxico no relacionado en absoluto o por agresiones múltiples en forma de exposiciones a agentes exteriores. Esta senda hacia la enfermedad ha sido denominada como TILT (Pérdida de Tolerancia Tóxica Inducida) (Miller, 2001; Miller 1997).
Cuando se alcanza un umbral de bioacumulación se consigue, el sistema inmune del individuo pierde su respuesta adaptativa normal con inmunotolerancia y se sensibiliza a la exposición de estímulos aparentemente insignificantes y no-relacionados. Por ejemplo, un estudio en Suecia encontró que personas con EHS tenían niveles significativamente más altos de éteres difeniles polibromados (PBDE) acumulados –contaminantes comunes muy persistentes y hormonalmente activos, utilizados como retardantes de llama y que se bioacumulan en el tejido adiposo (Hardellet al., 2008). (Hasta hace poco, estos compuestos habían sido rutinariamente aplicados rutinariamente, por ejemplo, en los colchones, para cumplir con las normas de regulación de fuego y con la consecuente descarga de gases para el receptor dormido.)

En pacientes con TILT, la subsiguiente provocación del sistema inmuno hipersensible por incitantes químicos o electromagnéticos precipita una reacción clínica resultante de una respuesta bioquímica desregularizada desde varios componentes del sistema inmune (Genuis, 2010a; Duramad et al., 2007; Tracey, 2007). No está claro porqué algunas personas, después de desarrollar TILT, desarrollan sensibilidad a químicos, a estímulos electromagnéticos o a ambos. La naturaleza de la reacción está mediada por el único compuesto de la carga de tóxico bioacumulado y/o a la huella bioquímica genética distintiva del individuo (Genuis, 2010a). El consiguiente anticuerpo, citoquinas, interleucina,
y la activación de quimioquinas por estímulos ambientales puede afectar varios sistemas de órganos, al sistema nervioso autónomo, la expresión genética, etc. –con resultado signos y síntomas anormales multisistémicos (Genuis, 2010a; Ashford and Miller, 1998). (Este fenómeno de activación ha sido mencionado como MATES: Minute Assorted Triggers Evoke Symptoms (Genuis, 2010a).
Aunque los mecanismos patofisiológicos precisos de la respuesta de hipersensibilidad a EMR no ha sido claramente delineada, la investigación reciente confirma que algunas frecuencias de EMR pueden ejercer desregulaciones in vitro inmunes con un incremento en la producción de citoquinas –un rasgo común de SRI (Stankiewicz et al., 2010; Dabrowski et al., 2003). Además, el desarrollo de la desregulación inmune asociada con SRI y EHS después de bioacumulación tóxica parece implicar consideraciones genómicas. De  Luca et al., (2010) descubrieron que algunas personas que sufren de EHS pueden tener varios defectos en genes implicados en la eliminación de tóxicos de su cuerpo. Estos genes serían responsables de producir encimas antioxidantes/detoxificadoras tales como la glutathione-S-transferasas,superóxido dismutasa, catalasa, transferasas N-acetilo, citocromo 450 enzimas y otros (Wormhoudt et al., 1999). Como resultado, estas personas podrían tener inhabilitados ciertos mecanismos detoxificadores dando con ello en una predisposición a la bioacumulación de tóxicos.

b) Desregulación de catecolamina
Otro mecanismo importante que puede ser responsable de algunas de las manifestaciones de EHS implica una disrupción y desregulación de la fisiológica de la catecolamina en respuesta a EMR adversas (Buchner and Eger, 2011). Aunque los primeros informes sostuvieran en 1977 que las frecuencias de EMR afectaban a la regulación del sistema endocrino incluyendo a la función de la glándula suprarrenal (Marino et al., 1977) investigaciones recientes destacan una dosis –relación de respuesta que ocurre a niveles bastante más bajos de los establecidos para exposición a radiación de radiofrecuencias técnicas (Buchner and Eger, 2011). Además, con la exposición en curso –tal como la que acontece si vivimos cerca de una antena de telefonía móvil- esta reacción patofisiológica puede implicar una biología de alteración prolongada de norepinefrina, epinefrina, dopamina y feniletilamina con implicaciones para la salud todavía desconocidas (Buchner and Eger, 2011). Como estos componentes endógenos son bien conocidos por ser instrumentales en varias acciones biológicas fundamentales incluyendo en la función del sistema nervioso autónomo, neurotransmisiones y en las respuestas de estado de alerta al estrés, no se sabe si la desregulación
provocada por la exposición adversa EMR puede estar implicada en la EHS y/o predisponer a los individuos vulnerables a una variedad de problemas de salud asociados con la catecolamina y la desregulación de neurotransmisores.
Asimismo, se han propuesto otros mecanismos patofisiológicos para el fenómenos de la EHS. Costa et al., (2010) han presentado que el envenenamiento por metales pesados tiene la capacidad de precipitar la EHS –dado que la EMR influencia a los metales para ser re-movilizados en el cuerpo, posiblemente teniendo como resultado síntomas sistémicos. También se ha sugerido que en el complejo entorno clínico del siglo XXI, la EHS podría –en parte- implicar un juego multifacético entre ciertos factores neurocognitivos de la psique del paciente (Landgrebe et al, 2008).
En revisión, los mecanismos patofisiológicos de EHS no han sido plenamente aclarados. La observación de que 1) los pacientes EHS son por lo general individuos previamente sanos que han padecido una carga tóxica; y 2) que la EHS a menudo remite cuando se consigue eliminar los tóxicos, sugiere que el mecanismo de TILT puede figurar prominentemente en la etología de este complejo fenóneno clínico. El rol preciso de la desregulación prolongada de la catecolamina en la manifestación de EHS continua sin ser aclarado.

2.4. Marcadores bioquímicos para la hipersensibilidad electromagnética
Sería ventajoso clínicamente si hubiera un marcador patognomónico que reflejase un mecanismo definido para el desarrollo de la EHS. Pero ese no es el caso. La investigación en curso sigue identificando cambios dentro del sistema inmunológico que podrían estar implicados en la desregulación inmune asociada con la EHS. Por ejemplo, mientras que la rotura de los enlaces de ADN requiere por lo general la alta energía termal que se encuentra en la radiación ionizante, Mashevich et al, (2003) encontraron que frecuencias muy bajas de EMR y microondas pueden conducir a genotipos alterados en linfocitos humanos de ADN vía estrés proteínico no termal. Además, evidencias recientes sugieren que la reproducción del ADN y la mitosis pueden ser disrumpidas y formar proteínas alteradas en presencia de EMR (Lin et al, 1997; Lin et al., 1998; Tsurita et al., 1999; de Pomerai et al., 2000). Por lo tanto, anormalidades dentro de la maquinaria celular pueden conducir a respuestas inmunes aberrantes. Sin embargo, no ha sido identificado todavía ningún marcador bioquímico único para EHS que refleje esos cambios subyacentes.

Además, el sistema inmunológico puede convertirse en hiper-reactivo en respuesta directa a influencias desreguladoras de otros sistemas de órganos tales como el CNS. Un artículo de  D’Andrea et al., (2003) explica que las frecuencias de microondas y radio son capaces de afectar a la fisiología del sistema nervioso central. A través de una revisión de numerosos estudios de laboratorio en humanos y animales, se mostró que las microondas afectan a la permeabilidad de la barrera hematoencefálica ante drogas y hormonas de impacto, niveles de cortisol en sangre, funcionamiento de la memoria, lecturas de electroencefalograma (EEG), así como marcadores neuroquímicos (D’Andrea et al., 2003; Salford et al., 2008).  Sin embargo, hasta este momento, no se ha identificado ningún hallazgo de laboratorio consistente con el se determine objetivamente el diagnóstico de EHS.

3. Manejo de la hipersensibilidad electromagnética
Con el cuidado apropiado, es posible mejorar considerablemente y restaurar el funcionamiento normal de pacientes con EHS. Comprendiendo el camino de desarrollo del SRI, teniendo como práctica el evitar “provocadores” y mayor  exposición a tóxicos, e instituyendo medidas terapéuticas adecuadas cuando sean necesarias, los pacientes mejoran consistentemente. Una aproximación general ambiental al manejo de las enfermedades relacionadas con la exposición, como la EHS, se representa en la fig. 3 (Genuis, 2010a).
1.     Evitar provocadores
2.     Restauración bioquímica
3.     Eliminación de la carga tóxica bioacumulada
4.     Mejora de la salud y el bienestar
(Fig, 3. Enfoque de intervención para manejar enfermedades relacionadas con la sensibilidad).

Pueden encontrarse detalles de una aproximación para el manejo en otros artículos (Genuis, 2010a; Genuis 2011), pero el enfoque general está resumido en las tres siguientes fases:

a)    Evitar provocadores (detonantes) ambientales:
Para que disminuyan los síntomas, es necesario para pacientes de SRI evitar elementos de provocación/incitación. Para pacientes con EHS, deben estar vigilantes y evitar frecuencias de EMR que enciendan sus síntomas. En la tabla 2 se hacen sugerencias de cómo la exposición a fuentes comunes de EMF puede ser reducidas para personas con EHS. Como resultado de la subyacente carga tóxica, sin embargo, muchos individuos con EHS también experimentan síntomas en respuesta a provocadores químicos. Esto también debe ser dirigido y conseguido para tener éxito. Varias jurisdicciones han comenzado a establecer residencias y lugares de respiro seguros para personas que sufren EHS.

b)   Remediar el estatus bioquímico y nutricional del paciente
Una vez que el esfuerzo concertado está ya en funcionamiento para evitar exposiciones, el siguiente paso implica remediar la bioquímica nutricional del individuo. Mientras duran los estados de estrés crónico e inflamación, el cuerpo rápidamente agota su almacenaje de los nutrientes que se requieren para el normal funcionamiento de su maquinaria celular y de su fisiología inherente. Se disponen de exámenes bioquímicos para evaluar el estado bioquímico nutricional y deben diseñarse intervenciones para dirigir las anormalidades específicas. Una detoxificación bioquímica puede ser óptima de cara a proceder al paso final –disminución de la carga tóxica total que dio comienzo con el problema de salud en primer lugar.

c)    Reducir la carga tóxica
La carga total de tóxicos que sobrecargar el sistema inmunológico debe ser reducida para disminuir la respuesta inmune hiperactiva y alcanzar un óptimo estado de salud. Alguna investigación reciente esta empezando a establecer vínculos entre tóxicos específicos tales como metales pesados y EHS (Costa et al., 2010) pero es imperativo explorar la carga total que abarca el rango de tóxicos potenciales incluyendo varios agentes químicos adversos, implantes, ciertos materiales dentales, exposición suave y otras toxinas (Genuis, 2012). Para algunos tóxicos, el evitar mayor exposición permitirá la detoxificación espontánea del cuerpo y eliminar esos componentes; para algunos tóxicos persistentes, tales como el cadmio, plomo, compuestos perfluorados, y otros, puede ser necesaria una intervención activa para reducir la carga devengada de sustancia tóxica. (Genuis, 2011; Genuis 2010b). Cuando la detoxificación se lleva a cabo de forma efectiva y se evita exposición ulterior, los pacientes comienzan a recobrarse consistentemente de sus problemas de hipersensibilidad.

3.1. Explorar desafíos de salud asociados
El manejo de todos los pacientes de EHS debe incluir una valoración general así como investigaciones e intervenciones para identificar y dirigir todos lo que determina su enfermedad. Tanto Dahmen como Hillert, por ejemplo, encontraron que personas con EHS tenían una prevalencia elevada de disfunción tiroidea y enfermedades hepáticas (Hiller et al., 2002; Dahmen et al., 2009). Los síntomas de salud mental que a veces acompañan o resultan de EHS podrían responder a terapia cognitivo-comportamental con mejoría de la depresión, ansiedad, fobias y otros síntomas relacionados (Hiller et al., 1998; Rubin and Das, 2006).
Uno de los mayores desafíos de la EHS en la calidad del sueño. Como la EMR adversa se encuentra frecuentemente de forma inadvertida en los dormitorios proveniente de fuentes tales como aparatos electrónicos, sistemas inalámbricos, y posiblemente materiales metálicos de la cama (Hallberg and Johansson, 2010), el sueño reparador a menudo resulta interrumpido. Los ritmos perturbados día/noche y las interferencias del sueño a menudo sobrevienen dando como resultado despertares retrasados, sueño diurno, incapacidad de concentración y otras cuestiones semejantes. Cualquier programa de tratamiento de EHS necesita examinar y dirigir los factores que puedan incitar a perturbaciones del sueño (Hobbs, 2011).

3.2. Reentrenamiento neuronal
En la literatura científica hay un debate en curso sobre neuroplasticidad y la capacidad innata del cerebro para ser reentrenado con la resultante modificación de respuestas cerebrales establecidas (Berlucchi, 2011; Cioni et al., 2011). Como resultado, ha habido una emergencia de intervenciones de entrenamiento que procuraban modificar reacciones de hipersensibilidad en pacientes con diversas condiciones relacionadas con la sensibilidad, incluyendo EHS (Hooper, 2011). Los estudios científicos disponibles hasta la fecha sobre la eficacia de esos enfoques de reentrenamiento neuronal son limitados, pero algunos pacientes de forma anecdótica informan de que el reducir la carga tóxica combinado con un intenso reentrenamiento de las respuestas patológicas del cerebro rinden beneficios privilegiados.

3.3. Blindaje de EMF
Reconociendo que lo que provoca la EHS es la exposición a EMR, algunos pacientes intentan bloquear la exposición a frecuencias dañinas dentro de sus casa o de su lugar de trabajo por medio de blindaje (Less EMF Inc., 2011). Mientras que algunas frecuencias de EMR pueden ser bloqueadas de inmediato por medio de diversos materiales, otras fuentes de EMR de origen antropogénico tales como las ondas magnética de baja frecuencia son más difíciles de bloquear. Por el momento, no hay disponible ningún informe científico sobre el impacto de estas técnicas de blindaje en pacientes de EHS, pero de forma anecdótica algunos individuos afirman mejoría. La cuestión del blindaje, sin embargo, puede ser compleja ya que la exposición también puede ser afectada por la reflexión dentro del entorno blindado, de forma que EMR adversa puede ser contraproducente en el dominio supuestamente protegido (Torrens, 2008).

3.4. Técnica de conexión a tierra
Una técnica sencilla de eficacia incierta implica la descarga a tierra de carga eléctrica acumulada  por medio del contacto del paciente EHS a tierra (Chevalier et al., en prensa). Esta modesta práctica implica tomar contacto con los pies a tierra o sobre otra superficie conductiva (por ejemplo, una hoja de metal) la cual está en contacto directo con la tierra. A pesar de que se requiere más investigación científica para determinar la credibilidad de este enfoque, algunos pacientes con EHS incapacitante refieren beneficio clínico y alivio provisional de los síntomas utilizando esta modalidad. Se requiere precaución, sin embargo, ya que tomar tierra en un área de líneas eléctricas soterradas o en proximidad de otras fuentes eléctricas actuales desviadas a tierra podría agravar los síntomas.
Presentamos la historia de un caso de consideración para ilustrar los desafíos y los posibles resultados exitosos asociados al manejo de esta condición.

4. Historia de caso de hipersensibilidad electromagnética
Una mujer, madre de dos niños, casada, previamente sana, bien educada y altamente activa de 35 años de edad notó una caída abrupta en su salud y su capacidad de funcionar en las tres semanas posteriores a la mudanza que tuvo lugar después de una reforma de su casa. Desarrolló una progresiva fatiga, dolor muscular, caída cognitiva, ansiedad, incapacidad de memoria no característica –hasta el punto de olvidar recoger a sus hijos de la escuela elemental en múltiples ocasiones. A pesar de haber visto múltiples físicos y de haberse sometido a extensas pruebas y tests (incluyendo MRIs y Cts) sus síntomas empeoraron hasta el punto de experimentar continuos sudores nocturnos, nauseas, dolores de cabeza severos, debilidad muscular, mialgias y pérdida de unas 20lb de peso. No se encontró ninguna explicación y recibió un conjunto diagnóstico que incluía alergias, malestar psicosomático, esclerosis múltiple temprana y síndrome de fatiga crónica.
Era notable, sin embargo, que cuando ella viajaba fuera de su nueva casa, sus síntomas mejoraban llamativamente y sólo volvían con plena fuerza cuando regresaba a su casa. Preocupada por si podía estar experimentando una reacción adversa al entorno de su casa, limpió a fondo las instalaciones e instaló purificadores de agua y aire, al tiempo que hizo un esfuerzo por comer bien siguiendo una dieta equilibrada. A pesa de sus esfuerzos, los síntomas fueron a peor. Desesperada, buscó ayuda de otros profesionales de la salud y comenzó a considerar la idea de la posibilidad de ser sensible a EMR en su casa.
Con observación vigilante, hizo una clara conexión entre sus síntomas y la exposición a numerosos objetos eléctricos en su entorno. Sus síntomas eran peores cuando estaba cerca de luces fluorescentes, microondas, y electrodomésticos de cocina. A pesar de limitar su exposición a estos aparatos, sin embargo, sus síntomas nocturnos de náuseas, fiebre, escalofríos, temblores y vómitos persistieron; siempre que pasaba una noche en un motel, los síntomas remitían.
Además de sus propias cuestiones de salud, ella notó síntomas crecientes de enfermedad en otros miembros de la familia. Sus hijos desarrollaron dolencias respiratorias no remitentes, así como infecciones de oído y garganta por las que necesitaron repetidas intervenciones del médico; su marido también desarrolló dificultades respiratorias, incluyendo una neumonía. Cuando buscaron la causa que originaba todos estos problemas de salud, ella notó un número de exposiciones químicas relacionadas con la exposición química a escapes de gas relacionados con las recientes reformas y, en particular, descubrió una mancha suelo, que había sido mal terminado y que liberaba un fuerte exceso de gases. Con la preocupación por el impacto potencial de esa continua liberación de gases debida a la renovación de la casa, además de una fuente de alimentación 200A de su hogar y la proximidad a una estación-generador de energía, decidieron trasladarse a un entorno con menos EMF y exposición química.
Al mudarse a una casa más vieja cerca de una reserva natural, sus síntomas comenzaron a mejorar, pero no se resolvieron por completo hasta que tomó medidas para reducir la cantidad de EMR de su nuevo entorno –medidas como cambiar las conexiones de internet a cable y apagar todas las conexiones eléctricas de electrodomésticos no necesarios durante la noche. Su salud mejoró subsecuente y notoriamente, y fue capaz de retornar a las actividades normales incluyendo montar en bicicleta con su familia, patinar y salir a dar caminatas. Trece años después, su salud continua estable y es capaz de vivir una vida activa normal, pero toma constantes medidas para evitar exposiciones químicas y acusadas de EMF.
Se ha formulado la hipótesis de que este individuo previamente sano experimentó una carga tóxica y un TILT consecuente después de mudarse a su casa renovada con varias exposiciones a químicos. Le sobrevino una hipersensibilidad a EMR con el resultado de una miríada de síntomas –que permanecieron cuando evitó EMR. Después de una nueva mudanza y de la evitación de mayor y ulterior exposición, la carga de su cuerpo disminuyó al ser espontáneamente eliminados los tóxicos por mecanismos endógenos. Como resultado de la disminución de la carga total de tóxicos, su SRI disminuyó lentamente al apaciguarse su TILT y su hipersensibilidad a provocadores electromagnéticos se resolvió.

5. Consideraciones sobre calidad de vida
Para individuos que padecen EHS, hay un número de cuestiones que afloran consistentemente. Uno de los desafíos principales de la EHS es la naturaleza imperceptible de las EMR para otras personas sanas. La ausencia de estímulos perceptibles inclinan a los físicos, familiares, amigos, jefes y compañías de seguros a clasificar los síntomas de EHS como psicogénicos o psiquiátricos en su origen (Rubin et al., 2010; Kanaan et al., 2007; Das-Munshi et al., 2006; Rubin et al., 2011). Como resultado, pacientes con EHS con frecuencia experimentan ridículo y rechazo eventual o desconsideración por su sistema de apoyo usual. Este resultado común tiene un profundo impacto sobre muchos aspectos de la vida incluyendo el empleo, la vivienda, la atención sanitaria, economía así como tiene un profundo desarrollo en las dimensiones social, emocional y psicológica de la vida (Parsons, 2011).

5.1. Impacto social
La EHS ha sido descrita por pacientes como un “mal solitario”. Debido a la prevalencia de EMR por todas partes en los entornos urbanos contemporáneos, la EHS causa que los pacientes experimenten aislamiento social extremo. Los serios síntomas los confinan en su casa. Aventurarse a salir de compras por centros comerciales, librerías, teatros, hospitales y oficinas de médicos a menudo es precario debido a la prevalencia de routers inalámbricos, teléfonos móviles, antenas, y otras fuentes de EMR. Además muchos pacientes a menudo no son capaces de volver a estar en casa de miembros de su familia debido a cuestiones de EMR. Como resultado, se produce gran estrés en matrimonios y familias –especialmente si los miembros de la familia no quieren reducir la EMR en el entorno cotidiano.
Los pronunciados síntomas físicos y psicológicos a menudo fuerzan a que los pacientes de EHS tengan que tomar bajas médicas en sus puestos de trabajo y muchos los abandonan. La incapacidad para participar en actividades de ocio de las que anteriormente disfrutaban, así como de otras ocupaciones importantes empeora debido a la carencia de empatía y la fractura de relaciones que se da con la familia, los colegas y los proveedores de cuidados de su salud.

5.2.Impacto físico y psicológico
Las personas con EHS frecuentemente experimentan síntomas debilitadores que pueden afectar a cualquier sistema corporal incluyendo el sistema nervioso central, sistema muscular y óseo, tracto gastrointestinal y sistema endocrino. Los síntomas a menudo conducen a estrés psicológico continuado y un intenso miedo a ser “golpeado” por EMR donde quiera que vayan. Muchos pacientes se vuelven incapaces, debido a ese miedo, -sabiendo que una señal inalámbrica invisible puede incitar mayores síntomas en su cuerpo en cualquier momento y en cualquier lugar. Este miedo y esta preocupación sobre cuestiones de salud irremitentes pueden tener un impacto importante en el bienestar, hasta el punto de que individuos EHS desarrollan fobia y desdén por la electricidad, con cierto deseo de escapar de la civilización.
Encuestas transversales realizadas en Suecia encontraron que personas con EHS expresaban tendencias crecientes a la ansiedad y estados de hipervigilancia y estrés (Johansson et al., 2010). Estos factores psicológicos pueden ser ulteriores mediadores para otras enfermedades en personas con EHS y colocarlos en riesgo incrementado de padecer otros desórdenes psicológicos relacionados (De Luca et al., 2010; Johansson et al., 2010). Además, la falta de apoyo y aceptación de sus seres queridos a menudo conduce a los individuos EHS a cuestionarse su propia salud y a estados de baja autoestima. Finalmente, la carga tóxica subyacente asociada con EHS hace vulnerables a los pacientes a otras condiciones relacionadas de la sensibilidad tales como fibromialgia, síndrome de fatiga crónica y sensibilidad química múltiple (Genuis, 2010a).

6. Debate sobre la legitimidad de la hipersensibildad electromagnética
A pesar de los crecientes informes en la literatura mundial de reconocimiento a la EHS como entidad clínica legítima (World Health Organization, 2011a; McCarty et al., 2011; Havas et al., 2010; Havas, 2000; World Health Organization, 2011b; Chemical Sensitivity Network, 2011) mucha gente sigue siendo escéptica sobre la veracidad de la idea de que un sector de la población experimente enfermedad e incapacidad como resultado de la intolerancia a niveles normales cotidianos de EMR (Levallois, 2002). Algunos consideran que la condición de EHS es puramente psicosomática (Rubin et al., 2010; Das-Munshi et al., 2006) –“un término “construido” por hipocondríacos y practicantes de medicinas alternativas para explicar problemas médicos inconexos” (National Post, 2011).
Esta postura está apoyada por el fallo de numerosos estudios a la hora de probar una conexión entre las personas que se dicen EHSy tu actual exposición a EMR (Nam et al., 2009; Mortazavi et al.,2007). De hecho, muchos de los estudios muestran que personas que se autodenominan EHS eran más sensibles a aparatos que no emitían EMR que a los que emitían verdaderas EMR (Frick et al., 2005). En contraste con el trabajo de doble ciego más reciente que confirma los cambios fisiológicos medibles en respuesta a la exposición a EMR (McCarty et al., 2011), Rubin et al., (2011) encontraron que participantes autodenominados EHS no tuvieron respuestas fisiológicas anormales a exposición aguda a EMR. Atendiendo a veintinueve estudios o sencillos o de doble ciego en los que expusieron a gente a EMR reales y simuladas, éstos informaron de que la mayoría de los estudios no mostraron ninguna asociación significativa entre EMR y síntomas consistentes en el participante que se autodefinía como EHS (Rubin et al., 2011).
En segundo lugar, muchos pacientes EHS con disfunciones cerebrales inducidas por EMR tienen síntomas de CNS que abarcan estado de ánimo, capacidad cognitiva, percepción y comportamiento. La lábil naturaleza de esta condición dependiente de las exposiciones que la provocan, hace tentador para el escéptico etiquetarla como psicogénica. Como resultado de estos variados factores, muchos clínicos, políticos y grupos de la industria han elegido etiquetar la EHS como una enfermedad ficticia.
Después de revisar toda la evidencia disponible, sin embargo, la OMS en 2004 difundió un folleto identificando enfermedad multisistémica no-específica resultante de la exposición a EMR como “hipersensibilidad electromagnética” (EHS) (World Health Organization, 2011b). En Mayo de 2011 una coalición de científicos físicos se encontraron con oficiales responsables del desarrollo de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD/CIE) en la OMS. La OMS expresó su disposición a considerar dar entrada profesional y pública a la evidencia que apoya la inclusión de EHS en la versión 11 de la CIE que se publicará en 2015 (Red Sensibilidad Química, 2011).

Varios gobiernos nacionales han reconocido también la EHS como un problema médico emergente. Suecia (con alrededor de un cuarto de millón de personas con EHS en 2004 (Johansson, 2006) clasifica la EHS como incapacidad funcional (Johansson, 2006). Dando pasos para disminuir el riesgo de exposiciones tóxicas –la etiología de fuente de SRI y EHS- la Agencia de Químicos Sueca ha introducido recomendaciones en la forma de “Principio de Sustitución”. Este informe recomienda:  “Si se pueden reducir los riesgos para la seguridad y la salud del entorno y las personas reemplazando una sustancia o producto químico por otra sustancia o por tecnología no química, entonces esta sustitución debe ser efectuada” (Agencia de Químicos de Suecia, 2007). Otras naciones también han comenzado a introducir guías de actuación y legislaciones en relación a EHS. España, por ejemplo, reconoce la EHS como una discapacidad permanente (Grupo Médico Jurídico, 2011), mientras que la Comisión de Derechos Humanos de Canada incluye la EHS entre las sensibilidades ambientales como discapacidad que debe ser acomodada bajo la legislación federal canadiense (Sears, 2007a). Sin embargo, hasta la fecha, debido a los resultados en conflicto de la investigación sobre EHS, la acción legislativa y de salud pública ha sido lenta en muchas jurisdicciones.
¿Qué consideraciones podrían explicar potencialmente las aparentes inconsistencias y contradicciones de los resultados y conclusiones en estudio sobre la legitimidad del diagnóstico de la EHS?

6.1.Repuesta a los desafíos relacionados con el diagnóstico de EHS

·      Falta de respuesta clínica a EMR en alguna investigación: Individuos con EHS pueden ser sensibles a diferentes frecuencias; no todas las frecuencias electromagnéticas son iguales. Del mismo modo en el que personas con intolerancia alimentaria no son sensibles a todos los alimentos y los pacientes sensibles a químicos no son sensibles en la exposición a todos los químicos, del mismo modo los pacientes EHS no son necesariamente sensibles a todas las frecuencias del espectro electromagnético. Examinar a los pacientes EHS para identificar cambios fisiológicos por medio de exposiciones a una frecuencia puede omitir frecuencias a las que sí son sensibles –es equivalente a examinar a personas con intolerancia alimentaria exponiéndolos sólo a un alimento o examinar todas las atopias en un paciente sólo comprobando un antígeno.
·      Respuesta clínica fluctuante a EMR en algunas investigaciones: Para aquellos individuos con SRI, los niveles y la intensidad de intolerancia pueden variar a largo y corto plazo (Genuis, 2010a; Ashford and Miller, 1998; Miller and Ashford, 2000). La intensidad de respuesta puede fluctuar dependiendo de los cambios de nivel de la carga total del cuerpo, de la dosis incitante, del estado inflamatorio general del cuerpo, de detonantes concomitantes asociados, del uso de productos o médicamente naturales, la salud general, estado emocional, y otros determinantes variados.
·      Respuesta clínica retrasada a EMR en alguna investigación: algunos cambios clínicos que siguen a exposición incitada no son necesariamente inmediatos y pueden tener un comienzo retrasado. Al igual que algunas respuestas inflamatorias pueden necesitar tiempo para manifestarse, los exámenes clínicos inmediatos con propósitos investigadores pueden no ser de confianza.
·      Resultados clínicos que difieren en diferentes individuos: algunos estudios afirman desaprobar la EHS utilizando un enfoque reduccionista de la evaluación del paciente que lo sufre. Cada persona con EHS es un individuo único que funciona en un entorno complejo, no una máquina en un laboratorio. Muchos de los estudios intentan crear un entorno controlado, y trazar conclusiones –las cuales no son generalizables para un entorno complejo donde individuos bioquímicos únicos con genomas distintos existen, y donde una multiplicidad de determinantes interconectados puede impactar en personas susceptibles.
·      Etiología psicogénica: Muchos pacientes con EHS han sido capaces de recuperarse y mantener un estado de salud estable utilizando intervenciones fisiológicas, sin terapias psicológicas. En otras palabras, la corrección de patofisiologías, más que de patopsicologías, ha sido exitosa en la mejora de su condición. Esto sugiere que puede haber una base patofisiológica, al menos, para una porción de EHSs.
·      Carencia de evidencia objetiva: A diferencia de la hipertensión o la diabetes, donde marcadores clínicos predeterminados y aislados determinan el diagnóstico, la EHS no es fácilmente medible con criterios de cuantificación. Sin marcadores objetivos, algunos profesionales de la salud tienden a desconsiderar el diagnóstico de EHS. La EHS no ocurre por lo general en aislamiento –a menudo es un componente de un complejo problemas de salud multisistémicos resultantes de un SRI (Genuis, 2010a; Dahmen et al., 2009; Sears, 2007b). La EHS es un síndrome específico personal basado en la carga ambiental total de una persona, sobre su salud general y sobre cómo su química celular bioeléctrica única responde a EMR externas. Individuos con EHS pueden tener deficiencias bioquímicas asociadas, bioacumulación tóxica e polimorfismo genético individual que afecta a los procesos de detoxificaicón celular, biología neurocognitiva, y otros factores determinantes de salud y enfermedad (Landgrebe et al., 2008).
·      La EHS desafía a la experiencia y parece no tener sentido: Como la mayoría de la gente no percibe la EMR en su entorno, puede parecer contraintuitivo aceptar que algunos individuos experimenten síntomas físicamente incapacitantes como resultado de la exposición aparentemente accidental. Como resultado, muchos científicos y personal médico no desean considerar la posibilidad de que ese tipo de sensibilidad exista, y automáticamente asignan por defecto una atribución psicogénica a la enfermedad. Resulta instructivo considerar que, sin embargo, al igual que ciertos individuos vulnerables a la alergia a las nueces pueden experimentar una anafilaxis que amenaza su vida por la exposición a minúsculas cantidades cotidianas de nueces, algunas personas con EHS pueden desarrollar respuestas debilitadoras a niveles cotidianos de EMR.
·      Cuestiones sobre conflictos de interés: La sensibilidad a factores ambientales tiene amplias implicaciones para cuestiones relativas a aseguradoras, empleo, derechos humanos, responsabilidad, iniciativas políticas, legalidad, política industrial, estilo de vida, etc. –cuestiones con profundas implicaciones económicas. En ciencia y medicina, así como en otras disciplinas, hay quien están tan íntimamente aliados con intereses creados que parecen haber sido inoculados contra la verdad, en contra de la investigación fidedigna, y contra los hechos observados (Michaels, 2008; Moynihan, 2003). Sin importar cuán convincente sea la evidencia contraria,  algunos científicos sin escrúpulos o desinformados continúan sirviendo o representando los intereses creados que los financian o las enrocadas ideas e ideologías que los impulsan (Michaels, 2008; Angell, 2000). Se ha sugerido que quizás alguno de los hechos sobre EHS están siendo ofuscados y que la evidencia ha sido manipulada para lentamente inculcar dudas e impedir la regulación de la salud pública sobre exposición y asuntos relacionados (Genuis, 2008; Michaels, 2008).
·      Precedentes históricos: la historia demuestra repetidamente que un desorden que no cuadra con el paradigma científico existente de una era concreta no se traduce automáticamente por la condición de ser una entidad psicosomática o metafísica. Muchas aflicciones de la enfermedad de Parkinson y de úlcera péptica se tuvieron inicialmente por psicológicas en lugar de por ser de origen fisiológico (Pall, 2007; Marshall, 2002).
·      Traducción de conocimiento: la historia de la medicina demuestra consistemente que la adopción de nuevo conocimiento en medicina clínica es notoriamente lenta (Genuis, 2012; Genuis and Genuis 2006; Doherty, 2005; Grol and Grimshaw, 2003). Actualmente, la EHS es por lo general ignorada, ridiculizada o negada prácticamente de la misma forma en que muchas otras condiciones tales como colitis ulcerosa, migrañas, esclerosis múltiple y el desorden de estrés postraumático fueron desconsiderados en el pasado (Pall, 2007).

7. Conclusiones
Durante los últimos 50 años, se ha producido una revolución electromagnética antropogénica con la difusión global de equipos electrónicos, sistemas inalámbricos, maquinas eléctricas, así como penetrantes líneas eléctricas de alto voltaje y emisores de telecomunicaciones; en los próximos 50 años comenzaremos a ser testigos de las consecuencias de este desarrollo. Tenemos la responsabilidad ética de definir el impacto de esa tecnología sobre el organismo humano y de desarrollar metodologías para investigar y manejar las secuelas adversas.
Pacientes con EHS experimentan signos y síntomas no específicos que afectan a múltiples sistemas corporales, cuando son expuestos a ciertas frecuencias de EMR; muchos son dados  por incapacitados e incapaces de funcionar de forma efectiva en sociedad. Sin embargo, se acumulan evidencias de que muchos pacientes de EHS pueden ser tratados clínicamente con éxito y pueden experimentar una recuperación sustancial. Las recomendaciones generales para tratar a gente con SRI, incluyendo a EHS, implica reducir y evitar provocadores ambientales, reparar el estado bioquímico y nutricional, y disminuir la carga de tóxicos bioacumulados (Genuis, 2010a). Además, algunos pacientes encuentran que terapia cognitivo-conductual y el reentrenamiento neurológico son complementos útiles en el tratamiento del estrés psicológico y en la adquisición de habilidades para superar la EHS.
Se requiere más investigación para comprender completamente y en detalle la patofisiología de la EHS y para aumentar las terapias actuales para mejorar lo que experimentan los individuos que la padecen. Se requieren medidas de salud pública, incluyendo educación comunitaria y una regulación gubernamental apropiada en relación a la exposición ambiental a tóxicos químicos y EMR para preservar la salud pública y para frenar la creciente incidencia de este desorden médico que es posible prevenir. El “Principio de Sustitución” invocado por Suecia, que requiere la adopción de las estrategias más sostenibles y de menor riesgo, es un enfoque lógico para promover tecnologías innovadoras para proteger la salud pública e individual.
Evidencias recientes en la literatura científica sugieren que varias alteraciones fisiológicas objetivas aparecen en varias personas que reclamar sufrir EHS después de exposiciones a ciertas frecuencias de EMR (McCarty et al., 2011; Havas et al., 2010). Como resultado, muchos científicos ahora reconocen que la hipersensibilidad a EMR puede ser una condición médica debilitante que está afectando a un número creciente de personas a lo largo y ancho del mundo. Mientras que pacientes con EHS puede dar pasos para reducir la exposición a EMR, una vez que reconocen la importancia de hacerlo, cada vez se necesita más personal médico familiar con EHS y con el mecanismo SRI de mala salud (Genuis, 2010a) que los diagnostique, asista y trate al floreciente número de individuos que lo sufren y que padecen una falta total de explicación de sus síntomas. Al final, sin considerar si uno elige creer o no creer que la EHS es un hecho o una ficción, cada médico, cada proveedor ético de salud tiene la obligación de escuchar sinceramente a sus pacientes, incluyendo aquellos con EHS, y de hacer todo lo posible por mejorar sus síntomas.

Reconocimientos
Mi sincero agradecimiento a Angela Hobbs por su amable asistencias y contribución al desarrollo de este texto. También estamos muy agradecidos al Dr. Meg Sears y al Dr. Don Hillman por sus inestimables recomendaciones al borrador final.

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